viernes, 18 de septiembre de 2009

#5. Reflexiones

Paseaba por la calle, en silencio, sin que nada ni nadie me molestara, notando la lluvia en mi rostro, suave, como acariciándolo.

Miró las muchas ventanas que voy dejando atrás, todas ellas de gente que mira la televisión, lee, o simplemente pasa un buen rato solo o en familia, resguardándose de la lluvia.

Pero yo no estoy en casa, donde se suponía que debería estar. Estaba bajo la lluvia, paseando, relajándome. Era mi pasatiempo favorito, aunque ello implicaba después pasar tres días en cama por culpa de la fiebre.

Pero no pasaba nada, me encantaba pasear por la calle sola bajo la lluvia, pensando. Pensando en todo aquello que me había pasado, y en lo que seguramente no tardará mucho en llegar.

No me gusta pensar en lo que tiene que llegar. Me gusta vivir el presente, sin tener que pensar a cada momento que es lo que pasará después si realmente hago algo. Pero al parecer cada vez que me dejo llevar sucede algo que lo fastidia todo, y acabo mas rallada que al principio, y cuanto más lo pienso, mas me rallo y más ganas me dan de salir a pasear.

Pero no puedo ir huyendo de la gente, de las cosas. Pero es que estoy harta de pensar siempre en las consecuencias de dejarme llevar, de pensar por una vez sólo en mi. Porque no puedo ir mirando siempre por el resto de la gente, porque al final la perjudicada soy yo…

1 comentarios:

Sköll dijo...

Adoro la llúvia.

Hmm, como reflexión propia, añadiré que:

Si ayudas a subir a la gente y te quedas tu al lindar de la escalera, cuando suba la marea te ahogarás. Procura ir siempre por encima del nivel del agua.

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