martes, 29 de enero de 2013

Un mundo entre trenes I

 Hoy  se podría decir que estoy en unos de esos días que te apetece escribir. Cualquier cosa, cualquier texto, frase, historia que se aglomera en la cabeza. Pero si todo eso va junto y ligado es complicado sacarlo a relucir sin hacerse un completo lio.
Así que aquí estoy, en el tren, camino a casa a seguir con la rutina del día, tratando de aclarar un poco mi mente.
No todo sale como uno quiere, eso está más claro que el agua… y quien diga lo contrario miente como un bellaco. No hay negociación ni opción alguna. Es así. Una de esas cosas que por más que uno quiere no se puede cambiar. 
Destino, lo llaman. Pero… ¿Qué es?
No más que una excusa barata de echar las culpas de aquello que no nos molesta,  nos  duele o simplemente no nos gusta.  Ese egoísmo del ser humano de nunca ser culpable de nada, la “explicación” lógica que le dan cuando no quieren asumir culpas. Cobardes.
“¡El destino hizo que nos conociéramos!”  “Si esto ha salido mal, ha sido por el destino. No era para mi”
Excusas tontas y baratas que se inventa la gente.
No,  si existiera algún tipo de destino, se lo busca cada uno día a día. Llamemos destino a aquello que nos hemos ganado, gracias a nuestro esfuerzo diario, a nuestra manera de ser y de pensar.
No lo achatemos a la mala suerte, no a la buena, no a nada. Simplemente uno mismo.
Quien se es, como se es, es lo que hace que nos pasen cosas determinadas cosas.
¿Qué hay cosas que no se pueden controlar y también influyen? Es evidente.
El ser humano no puede controlarlo todo, no puede ser dios y señor de aquello que le rodea.  Siempre habrá alguien que por un motivo u otro influye, tanto positiva como negativamente,  en nuestras vidas. Puede que no nos guste,  pero es así.
No podemos evitar que la opinión de alguien importante, esa persona que te encanta, te afecte o influya de una manera u otra. Aunque sea totalmente a la tuya, aunque hagas lo contrario, siempre estará la cosa de que esa persona piensa diferente.
En fin…. Todo no se puede tener en esta vida…

La vida en el tren es tan… extraña.
Al pasar una parte de mi día a día en él, ves cosas de lo más interesantes, extrañas…o quizá simplemente de lo más corrientes.
Amigos o parejas suben, se sientan, hablan, ríen…o gente que viaja sola, leyendo, escuchando música, mirando el paisaje o a los otros ocupantes del tren, o escribiendo, como hago yo.
A veces me gustaría saber que pasa por la mente del resto de personas que tengo alrededor.
De esa viejecita, que se sienta delante de su nieto, y le cuenta historias de su juventud, ¡Cuantas cosas habrá vivido! Cuantos cambios, pesares y alegrías! Quizá en su época fue una gran modelo de revistas, o  música. O simplemente, ama de casa, feliz con su marido, y su familia. O quizá por otra parte no, quizá tuvo que sufrir mucho, y luchar para salir adelante. Una mujer fuerte, que luchaba y defendía sus derechos de igualdad, como pocas en su época.
O aquella chica con los cascos puestos, con la cabeza suavemente apoyada en la ventana.  Quizá también lo pasa mal, y recuerda a ese amor no correspondido, o al hombre que en su opinión no podrá nunca tener. O esa persona querida que ya no está con ella; O aquella otra que intercambia miraditas con el chico de delante.
El pequeño que mira ilusionado por la ventana, de pie en el asiento pegando salitos y grititos a cada cosa que ve por la ventana. Los niños son ilusión e inocencia pura. Nadie debería perderlos del todo.
Tantas personas, y tantas historias. Tantas cosas habidas y por haber.
Quizá hay alguna gran mente en una de esas cabezas, un gran medico, un músico, o quizá un gran escritor de best sellers.
Nadie debería decirnos nunca que algo no podemos hacerlo.
Somos libres de hacer y decir lo que nos dé la gana,
Pero recordando que una acción siempre conlleva consecuencias.

domingo, 21 de octubre de 2012

Y todo vuelve a empezar.
Los días pasan, nada parece haber cambiado..pero no es así.
¿Y qué hago yo ahora? ¿Hago como si nada hubiese pasado? ¿Como si no me importara?
Perdona si yo no soy tan hipócrita.
No me acuses de algo que tu mismo has provocado. No me señales como la mala cuando no hice nada.
Soy solo la estúpida que aún recuerda y piensa que las cosas podrían haber ido de otra manera.
Los típicos pensamientos rondaban mi mente...que eras diferente, que las cosas podrían haber ido bien.
Me equivoqué.
Cada vez tengo más claro que los caballeros no existen. No más que caballeros de armadura oxidada, que la esconden bajo capas y capas de pintura que siempre acaba borrándose y mostrando la verdad.
Pero claro, la culpa es mía por creer en ti.
Y sigo siendo tan estúpida de seguir esperando que algo cambie.

Todo pasará.

No se puede pedir confianza dando calabazas a cambio.

Y ahora un texto de Rosetta Forner:
Amar implica riesgos, pero no por ello no significa que haya que lanzarse de cabeza a la piscina sin haber hecho antes ninguna comprobación…Si en medio de la comprobación nos enamoramos no pasa nada, son cosas del oficio de amar. Ahora bien, nunca ames a nadie más que a ti mismo. Nunca te dejes de lado por nadie. Nunca traiciones a la persona más importante de tu vida (a ti mismo) por otra persona."

" Ella era un ser completo por sí misma y no necesitaba la presencia de un caballero en su vida. Al menos, no un caballero en semejantes condiciones emocionales y psicológicas. Ella deseaba compartir su vida con un caballero de abierta alma y elegante corazón, alguien que la arropase en las noches de frío invierno y pudiese darle cobijo en sus brazos de alma abierta, sin temor a amar y manifestar sus sentimientos. Ella quería a alguien que no se enfundase una armadura para poder vivir su vida."

miércoles, 10 de octubre de 2012

Lluvia.


Gritos al vacio, mientras la lluvia caía por mi rostro,  acariciándolo.
Comencé a correr, notando la adrenalina por mi cuerpo. Todo había acabado, y no había podido hacer nada por evitarlo.

Impotencia.
Rabia.
Dolor.

El aire me faltaba, y paré apoyándome en una farola, mientras mis pulmones ardían en busca de aire.

Nada.

Un grito en el vacío que nadie oyó, ni oiría nunca.
Momentos de debilidad. Jadear. Golpear la farola, ahogando un grito de frustración.  Lagrimas que se confunden con lluvia. 

Tu nombre susurrado.
Te necesito,  te necesito tanto que duele.

Duele pensar que no quedan más que recuerdos y viejas fotos, que jamás volverás a abrazarme, hablarme, o simplemente a estar a mí lado.  

Caminar lentamente, mezclándome con la gente de la calle, sintiéndome invisible. Queriendo serlo. Mirando al suelo, paso tras paso.  Alzar la cara al cielo, notando como la lluvia se lleva las lágrimas. 
Llegar hasta el portal, sacar las llaves. Entrar y fingir una sonrisa. 



Y todo vuelve a empezar.

sábado, 7 de julio de 2012

Crecer.


Crecer es darte cuenta de que las cosas no siempre salen como uno quiere, que es necesario caer una vez para volver a levantarte, para darte cuenta de los errores y poder superarlos.
Aquellos sentimientos que una vez dolieron, ahora no son más que vagos recuerdos, que solo provocan  nostalgia, e incluso rabia, pero que aprendes a superarlos, a vivir con ellos y con el tiempo no serán más que sombras del pasado.
Es difícil, negarlo sería mentir. Pero es un gran reto que hay que superar. En la vida nunca dejamos de aprender cosas, forma parte del día a día, enfrentarse a problemas y superarlos. La vida en si ya es un gran reto y un gran problema, y el final es la gran meta. Quizá no hay premio, o quizá el premio son todas esas grandes experiencias que vives, esos momentos con la gente a la que quieres, que aprecias.
Al nacer, nos reparten unas cartas, buenas o malas.  Hay que aprender a jugarlas para poder disfrutar del juego. Porque la vida es eso, un juego. Un juego donde rendirse es perder, y perder no es una opción. Malas épocas que siempre acaban pasando.  Malos momentos, que siempre existirán. Nuevos retos que hay que superar.
Quien no te cuida no te merece, y con quien no te merece no vale la pena perder el tiempo.

Valiente


Se valiente, te dicen... 

¿Pero qué significa?

De pequeña creí que era no temerle a nada, ser fuerte y vivir sin más. A luchar sin vacilar y sin pensar.
Cuando crecí creí que era ignorar los peligros, luchar contra los miedos, sin vacilar. Plantándole cara.
Ahora creo que ser valiente es mirar de frente al miedo y temerle. Vacilar. Pero aun así seguir adelante.
Dándote cuenta  de que, llorar, pedir ayuda, necesitar un abrazo o una palabra de consuelo no está mal, no te hace más débil. Al contrario: te hace más fuerte. Darte cuenta de las personas que tienes alrededor, que te aprecian y valoran, es lo que hace fuerte a las personas, porque luchar con ellas es de valientes. Ayudarles y dejar que te ayuden. Porque para ser valiente no es necesario estar sola.
Ser valiente es levantarte una vez has caído, con una sonrisa en los labios.

Adios.


¿Por qué decir adiós es tan difícil?
Ese sentimiento de pérdida, de abandono que no te deja, que te acompaña. Miedo, inseguridad…
Mirar mientras se aleja sin saber que pasará.
El mundo es cruel, despiadado, no tiene en cuenta nada ni nadie. Y algunas de las personas que viven en el son aun peores: egoístas y egocéntricos, que no dudarían en venderte y dañarte a cambio de su propio beneficio.
¿Valen  realmente la pena?
El tiempo ha pasado, y los buenos momentos, queramos o no, siguen ahí; torturándote y recordándote lo que podría haber sido.
¿No sería mejor poder olvidar?
Dejar de pensar, de recordar y seguir adelante.
El dolor nos recuerda que existió y que fue importante. Nos dice que no fue un sueño, y que en algún momento todo fue bien, que ahí estaba, que no fue mentira.
¿Debería poder desaparecer ese dolor? ¿Dejar de recordar? ¿Merece ser olvidado?
No.
Esos momentos forman parte de nosotros, son los que nos hacen ser como somos, convertir nuestro pasado en presente para poder construir un futuro del cual sentirnos orgullosos.
Decir si, todo eso pasó. Pero logré pasarlo y aquí estoy.
Ser más fuerte que los momentos y recuerdos, vencerlos y vivir con ellos.
De los errores se aprende, no importa cuántas veces tropieces, siempre que puedas levantar estarás bien.
Solo…hay que dejar que el tiempo pase, porque para bien o para mal, siempre acaba cuidándolo todo.

jueves, 26 de abril de 2012

Concurso Donde los Sueños se hacen realidad.


Donde los Sueños se hacen Realidad:
Concurso Principe Mecánico – Nacional – Finaliza el 30 de Abril. (Click)