Ese sentimiento de pérdida, de abandono que no te deja, que
te acompaña. Miedo, inseguridad…
Mirar mientras se aleja sin saber que pasará.
El mundo es cruel, despiadado, no tiene en cuenta nada ni
nadie. Y algunas de las personas que viven en el son aun peores: egoístas y
egocéntricos, que no dudarían en venderte y dañarte a cambio de su propio
beneficio.
¿Valen realmente la
pena?
El tiempo ha pasado, y los buenos momentos, queramos o no,
siguen ahí; torturándote y recordándote lo que podría haber sido.
¿No sería mejor poder olvidar?
Dejar de pensar, de recordar y seguir adelante.
El dolor nos recuerda que existió y que fue importante. Nos
dice que no fue un sueño, y que en algún momento todo fue bien, que ahí estaba,
que no fue mentira.
¿Debería poder desaparecer ese dolor? ¿Dejar de recordar?
¿Merece ser olvidado?
No.
Esos momentos forman parte de nosotros, son los que nos
hacen ser como somos, convertir nuestro pasado en presente para poder construir
un futuro del cual sentirnos orgullosos.
Decir si, todo eso pasó. Pero logré pasarlo y aquí estoy.
Ser más fuerte que los momentos y recuerdos, vencerlos y
vivir con ellos.
De los errores se aprende, no importa cuántas veces
tropieces, siempre que puedas levantar estarás bien.
Solo…hay que dejar que el tiempo pase, porque para bien o
para mal, siempre acaba cuidándolo todo.
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