Crecer es darte cuenta de que las cosas no siempre salen
como uno quiere, que es necesario caer una vez para volver a levantarte, para
darte cuenta de los errores y poder superarlos.
Aquellos sentimientos que una vez dolieron, ahora no son más
que vagos recuerdos, que solo provocan nostalgia,
e incluso rabia, pero que aprendes a superarlos, a vivir con ellos y con el
tiempo no serán más que sombras del pasado.
Es difícil, negarlo sería mentir. Pero es un gran reto que
hay que superar. En la vida nunca dejamos de aprender cosas, forma parte del
día a día, enfrentarse a problemas y superarlos. La vida en si ya es un gran
reto y un gran problema, y el final es la gran meta. Quizá no hay premio, o
quizá el premio son todas esas grandes experiencias que vives, esos momentos
con la gente a la que quieres, que aprecias.
Al nacer, nos reparten unas cartas, buenas o malas. Hay que aprender a jugarlas para poder
disfrutar del juego. Porque la vida es eso, un juego. Un juego donde rendirse
es perder, y perder no es una opción. Malas épocas que siempre acaban
pasando. Malos momentos, que siempre
existirán. Nuevos retos que hay que superar.
Quien no te cuida no te merece, y con quien no te merece no
vale la pena perder el tiempo.