sábado, 7 de julio de 2012

Crecer.


Crecer es darte cuenta de que las cosas no siempre salen como uno quiere, que es necesario caer una vez para volver a levantarte, para darte cuenta de los errores y poder superarlos.
Aquellos sentimientos que una vez dolieron, ahora no son más que vagos recuerdos, que solo provocan  nostalgia, e incluso rabia, pero que aprendes a superarlos, a vivir con ellos y con el tiempo no serán más que sombras del pasado.
Es difícil, negarlo sería mentir. Pero es un gran reto que hay que superar. En la vida nunca dejamos de aprender cosas, forma parte del día a día, enfrentarse a problemas y superarlos. La vida en si ya es un gran reto y un gran problema, y el final es la gran meta. Quizá no hay premio, o quizá el premio son todas esas grandes experiencias que vives, esos momentos con la gente a la que quieres, que aprecias.
Al nacer, nos reparten unas cartas, buenas o malas.  Hay que aprender a jugarlas para poder disfrutar del juego. Porque la vida es eso, un juego. Un juego donde rendirse es perder, y perder no es una opción. Malas épocas que siempre acaban pasando.  Malos momentos, que siempre existirán. Nuevos retos que hay que superar.
Quien no te cuida no te merece, y con quien no te merece no vale la pena perder el tiempo.

Valiente


Se valiente, te dicen... 

¿Pero qué significa?

De pequeña creí que era no temerle a nada, ser fuerte y vivir sin más. A luchar sin vacilar y sin pensar.
Cuando crecí creí que era ignorar los peligros, luchar contra los miedos, sin vacilar. Plantándole cara.
Ahora creo que ser valiente es mirar de frente al miedo y temerle. Vacilar. Pero aun así seguir adelante.
Dándote cuenta  de que, llorar, pedir ayuda, necesitar un abrazo o una palabra de consuelo no está mal, no te hace más débil. Al contrario: te hace más fuerte. Darte cuenta de las personas que tienes alrededor, que te aprecian y valoran, es lo que hace fuerte a las personas, porque luchar con ellas es de valientes. Ayudarles y dejar que te ayuden. Porque para ser valiente no es necesario estar sola.
Ser valiente es levantarte una vez has caído, con una sonrisa en los labios.

Adios.


¿Por qué decir adiós es tan difícil?
Ese sentimiento de pérdida, de abandono que no te deja, que te acompaña. Miedo, inseguridad…
Mirar mientras se aleja sin saber que pasará.
El mundo es cruel, despiadado, no tiene en cuenta nada ni nadie. Y algunas de las personas que viven en el son aun peores: egoístas y egocéntricos, que no dudarían en venderte y dañarte a cambio de su propio beneficio.
¿Valen  realmente la pena?
El tiempo ha pasado, y los buenos momentos, queramos o no, siguen ahí; torturándote y recordándote lo que podría haber sido.
¿No sería mejor poder olvidar?
Dejar de pensar, de recordar y seguir adelante.
El dolor nos recuerda que existió y que fue importante. Nos dice que no fue un sueño, y que en algún momento todo fue bien, que ahí estaba, que no fue mentira.
¿Debería poder desaparecer ese dolor? ¿Dejar de recordar? ¿Merece ser olvidado?
No.
Esos momentos forman parte de nosotros, son los que nos hacen ser como somos, convertir nuestro pasado en presente para poder construir un futuro del cual sentirnos orgullosos.
Decir si, todo eso pasó. Pero logré pasarlo y aquí estoy.
Ser más fuerte que los momentos y recuerdos, vencerlos y vivir con ellos.
De los errores se aprende, no importa cuántas veces tropieces, siempre que puedas levantar estarás bien.
Solo…hay que dejar que el tiempo pase, porque para bien o para mal, siempre acaba cuidándolo todo.